Iniciándonos en Dragón Rampante

 

 

Esta semana hemos tenido una de las pocas ocasiones lúdicas que tenemos de juntarnos los dos hermanos anualmente. En los últimos tiempos, la opción que mas solemos elegir es sacar un juego de mesa (o unos cuantos) para aprovechar el tiempo de la mejor manera; pero, nuestra alma de wargameros necesita que de vez en cuando desempolvemos las miniaturas y saquemos un buen puñado de dados.      

 

 Aunque, como sabréis los que seguís el blog desde tiempo, preferimos los juegos de escaramuzas, siempre echamos de menos nuestra época de mover grandes ejércitos y hordas.....son muchas las ediciones de warhammer que hemos disfrutado. Pero hete aquí que gracias a la editorial Osprey y su traductora en España HT publishers hemos descubierto "León Rampante" y su edición para ejércitos de fantasía "Dragón rampante", que se pueden definir como una mezcla entre un wargame clásico y un wargame de escaramuzas. Se caracterizan por tener un sistema de juego sencillo pero muy adaptable en el que podemos representar batallas entre pequeños contingentes de tropas con no mas de seis o siete unidades por bando. Lo bueno del sistema es que todas las unidades se reducen a unas pocas categorías como pueden ser infantería ligera o caballería pesada; que cada jugador personaliza con pequeñas reglas opcionales que dan color y diversidad al ejército. Asi encontramos un sistema asimétrico pero bien compensado ya que todos los ejércitos tienen acceso a las mismas opciones. olvídate de decenas de codex que han de ser actualizados cada poco tiempo, con un libro de, atención!!! 60 páginas, arreas. 


 

Otra característica importante es el sistema de órdenes heredado del gran Rick Priestley que podemos ver en warmaster o su mas reciente Hail Caesar, en el que el caos que se genera en el campo de batalla puede hacer que tu general no sea capaz de dar ninguna orden clara y todo tu ejército se quede desubicado viendo como el enemigo avanza hacia ellos con determinación.

Bueno pues tras esta pequeña reseña, decir que tras un tiempo intentando probar uno de los dos juegos, al final pudimos jugar a Dragón rampante, enfrentando a un pequeño contingente de goblins liderados por un temible gigante contra una banda de esqueletos y otros no muertos alzados de su descanso eterno para defender las tierras del malvado nigromante Rah-ta-ta.

 El juego la verdad es que aunque hubo conceptos que nos costó un poco captar, nos pareció muy sencillo y divertido, ideal para pasar una buena tarde wargamera sin comerte mucho la cabeza con listas competitivas. Además, como la creación de ejércitos es tan versátil, cada vez que te juntes puedes probar una nueva combinación de unidades y habilidades para cualquier conjunto de miniaturas de fantasía, el límite es la imaginación. Si cotilleáis un poco por el interné, podréis descubrir los ejércitos mas peculiares que te puedas imaginar. Ideal para los que ya estamos talluditos en esto de las miniaturas y tenemos un poco, o un mucho, de todo, en cinco minutos te montas tu pequeña horda asesina.

Nosotros jugamos el primer escenario denominado "Cruento baño de sangre en las planicies del destino", en el que el único objetivo es masacrar las fuerzas de tu oponente hasta hacerle huir. El escenario acaba cuando quedan tan solo cuatro unidades en pie de ambos bandos y gana el que menos valor en puntos haya perdido. Tristemente, el nigromante tuvo que retirarse con el bastón entre las piernas y dejar que los goblins saquearan toda la comarca.













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